El sistema inmune es el encargado de nuestra protección a lo largo de toda la vida. Con la edad, el sistema inmune también envejece y se debilita, proporcionando respuestas más lentas y débiles frente a determinados patógenos, aumentando la probabilidad de sufrir ciertas enfermedades.

 
El envejecimiento del sistema inmune

La inmunosenescencia es la desregulación y el deterioro del sistema inmune relacionado con la edad. El envejecimiento del sistema inmune puede ser debido a nuestra edad y por factores genéticos, pero también influyen factores externos como el estrés, la actividad física o la alimentación.

Igual que otras partes de nuestro organismo, el sistema inmune también sufre los efectos del envejecimiento biológico, produciéndose una disminución progresiva de las respuestas inmunitarias humoral y celular. En diversos estudios se ha observado un descenso de la producción de linfocitos naïve y de la diversidad del repertorio de linfocitos, así como de la capacidad proliferativa y funcional de los linfocitos efectores. Además, los niveles de anticuerpos también disminuyen y la calidad de las respuestas es inferior. A su vez, se producen aumentos de células de memoria diferenciadas, la fibrosis de los ganglios linfáticos y una producción alterada de citoquinas.

Estos cambios en el sistema inmune tienen un impacto en la salud de los adultos mayores, haciéndolos, por ejemplo, más susceptibles a las infecciones y generando respuestas menos robustas a las vacunas. Por ello, en este grupo de población aumentan las complicaciones a largo plazo. 


Inmunofitness, entrenando a nuestro sistema inmune

El envejecimiento es un proceso inevitable. Sin embargo, podemos entrenar a nuestro sistema inmune para envejecer mejor, siguiendo un estilo de vida inmunofitness ya que llevar un estilo de vida saludable puede ayudarnos a vivir el mayor tiempo posible con calidad de vida. Los cuatro pilares fundamentales del inmunofitness son:



  • Llevar una alimentación saludable basada en verduras, frutas, legumbres, cereales integrales y grasas saludables. Es crucial evitar el tabaco, así como el alcohol, que también contribuye al declive fisiológico.

  • Mantener una vida activa. La actividad física moderada de forma mantenida reduce la inflamación y promueve la renovación de células del sistema inmune, contribuyendo al retraso del envejecimiento inmunológico.

  • Tener la mente sana. Factores como el estrés repercuten directamente en el sistema inmune. Además, es importante dormir un mínimo de 7 horas diarias, ya que mientras dormimos se generan moléculas necesarias para combatir infecciones y se fortalece la inmunidad natural. 

  •  La vacunación, gracias a la cual podemos prevenir ciertas enfermedades a lo largo de toda la vida. Las vacunas personalizadas dirigidas a adultos mayores podrían reforzar las respuestas inmunitarias. Por ello, es importante establecer los mecanismos celulares y moleculares del sistema inmune entrenado, ya que podrían conducir hacia nuevos enfoques en el desarrollo de vacunas y adyuvantes. 

Gracias a los grandes avances en el cuidado de la salud de los últimos años, la esperanza de vida ha ido en aumento. Conforme aumenta nuestra edad es importante mantener la capacidad funcional para tener calidad de vida. Así pues, practicar el inmunofitness, llevando un estilo de vida saludable que cuide nuestro sistema inmune, es crucial para lograr un envejecimiento saludable.