Los hábitos de higiene personal, las medidas de prevención y los avances en medicina han marcado un antes y un después, especialmente en los países más desarrollados, donde en las últimas décadas ha disminuido la incidencia de enfermedades infecciosas, mientras que la frecuencia de alergias y enfermedades autoinmunes ha ido en aumento. Actualmente, se estima que aproximadamente un 20-40% de las personas en países desarrollados padecen alguna clase de alergia. A pesar de que, frecuentemente, poco se sabe del origen de estas patologías, lo que sí es seguro es que se asocian con una desregulación del sistema inmunitario.

  • Hipótesis de la higiene

Hace décadas se habló por primera vez de la hipótesis de la higiene, la cual sugiere que los patógenos regulan el sistema inmunitario y tienen un papel protector frente a enfermedades autoinmunes (si bien no a todas), de manera no específica. Esta hipótesis está respaldada por datos epidemiológicos sólidos, aunque los mecanismos subyacentes no están claros. En consecuencia, los niños que han crecido en contacto con un mayor número de patógenos, tendrían un menor riesgo de desarrollar alergias y enfermedades autoinmunes.

No obstante, esta hipótesis no debe ser interpretada como una teoría basada estrictamente en hábitos de higiene, sino como la combinación de múltiples factores: higiene, dieta, entorno familiar, exposición a patógenos, otras enfermedades, etc.

  • Teoría de los viejos amigos

Según esta teoría, y en sinergia con la hipótesis de la higiene, multitud de microorganismos han evolucionado con nosotros y, en consecuencia, convivimos con ellos. A causa de esto, los microorganismos han ido desarrollando estrategias para poder modular nuestro sistema inmunitario.

Esta teoría propone que la exposición temprana a determinados antígenos, no necesariamente a patógenos infecciosos, es importante para enseñar al sistema inmunitario cómo responder frente a los diferentes estímulos que recibe.

Por tanto, de acuerdo con esta teoría, vivir en ambientes antihigiénicos no tendría un gran impacto en la incidencia de alergias y enfermedades autoinmunes, ya que los microorganismos no patógenos también podrían modular el sistema inmunitario.

  • Hipótesis del microbioma

Para complementar estas teorías, no podemos olvidarnos de la hipótesis del microbioma, es decir, el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro organismo.

Esta hipótesis propone que los estándares sanitarios y estilo de vida actuales de los países occidentales no sólo limitan la exposición a patógenos, sino también a toda clase de microorganismos, incluidos aquellos que son beneficiosos para la salud. Por consiguiente, modifica la colonización del tracto gastrointestinal, especialmente en la edad infantil, e incrementa la probabilidad de desarrollo de enfermedades autoinmunes e infecciosas, ya que una amplia diversidad de microorganismos distintos y en cantidades adecuadas está implicado en la maduración del sistema inmunitario.

Cuando la microbiota varía en número o diversidad de especies, puede resultar en un mecanismo denominado disbiosis. Éste se ha asociado con alergias alimentarias y también se ha observado en pacientes con diversas afecciones autoinmunes.

  • Efecto de la contaminación ambiental

Algunos estudios sugieren que el humo del tabaco, los gases de los tubos de escape y los subproductos que se generan durante los procesos industriales pueden tener algo que ver en el desarrollo de determinadas alergias respiratorias.

Esto se debe a que la exposición a dichos contaminantes amplifica nuestra sensibilización frente a alérgenos, así como las respuestas inmediata y tardía que se producen tras la exposición a éstos.

  • Conclusiones

Aunque la hipótesis de la higiene contribuye al estudio del desarrollo de determinadas enfermedades (alergias o enfermedades autoinmunes), no podemos correlacionar el aumento de la prevalencia de estas enfermedades únicamente con los hábitos de higiene. De hecho, reducir nuestros hábitos de higiene personal aumentaría el riesgo de contraer enfermedades infecciosas, lo cual presenta un alto impacto en la modulación del sistema inmunitario. Sin embargo, es evidente que los avances en medicina y la consecuente disminución de ciertas infecciones reduce las exposiciones a patógenos que pueden ser beneficiosos, especialmente en la infancia, y es la principal responsable de los cambios en la respuesta inmunitaria y del aumento de estas enfermedades.

Además, hay que tener en cuenta que el desarrollo de determinadas patologías no sólo depende de factores intrínsecos, como nuestra genética, sino que el ambiente también puede jugar un papel determinante.