Desde el comienzo de la pandemia, hemos ido descubriendo más información sobre este nuevo coronavirus. Una de las cuestiones que ha generado más discusión es la de la protección cruzada, definida como la protección parcial frente al nuevo SARS-CoV-2 proporcionada por una exposición previa a otros coronavirus humanos (HCoVs).
 
Tras la exposición a un agente infeccioso, nuestras defensas producen linfocitos de memoria, para que, en una segunda infección por el mismo agente, la respuesta sea más rápida y eficaz.
 
Aproximadamente el 20% de los “resfriados comunes” están causados por coronavirus pertenecientes a la misma familia que el SARS-CoV-2, los cuales presentan una gran homología entre sí (similitud o parecido molecular). Por ello, se ha barajado la posibilidad de que exista una memoria inmune de la exposición previa a HCoVs del resfriado común. 
 
De este modo, la evidencia de linfocitos T y B de memoria en sujetos sanos no expuestos podría explicar esta protección cruzada que protegería parcialmente de la infección por SARS-CoV-2:
 
  •  Varios estudios realizados en diferentes países han demostrado resultados parecidos sobre la presencia de linfocitos T anti-SARS-CoV-2 en sujetos sanos sin historial de COVID-19. Entre el 20-50% de estos sujetos sanos presentaban linfocitos T frente a SARS-CoV-2. 
  • En un estudio recientemente publicado, se ha demostrado la presencia de anticuerpos (IgG) en sujetos no expuestos. Además, se confirma la formación de linfocitos B de memoria en aquellos que han pasado la infección por COVID-19 y se sugiere que estos linfocitos son de larga duración, protegiendo de una reinfección e incluso confiriendo una protección cruzada con otros HCoVs. 
 
La existencia de estos linfocitos y anticuerpos en sujetos no expuestos sugiere la presencia de una protección cruzada entre HCoVs y SARS-CoV-2 lo que puede explicar el amplio rango de presentación clínica de la COVID-19.